- Si dejamos que el odio, los celos, la envidia, la tristeza, el chisme, la comparación, la crítica y el egoísmo, guíen nuestras vidas, podemos llegar a ser muy crueles y destructivos.
- La paz nace de la humildad y del verdadero amor por uno mismo comprendiendo la verdadera tarea que tenemos de compartir lo mejor de nosotros con todos los seres vivientes y puliendo nuestras asperezas con amor tolerancia y humildad.
Todos somos únicos e irreemplazables y nuestra tarea no la puede hacer nadie más que nosotros. Cuando uno acepta con humildad sus errores los corrige en humildad y amor es cuando comienza a evolucionar.
Así es como surge la paz que se fortalece con cada una de nuestras obras cotidianas. Lo que haces habla tan fuerte que no le deja escuchar a los demás lo que le decís. Por tus obras el mundo te conocerá.
- Enseñarles a los demás como queremos ser tratados es otra manera de manifestarles nuestro amor hacia ellos. No permitas que el otro te haga lo que serias incapaz de hacerle a los demás. Trata a los demás como te gustarían que te traten a ti y no le hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti.
- Proyecta lo difícil partiendo de donde aún es fácil. Realiza lo Grande partiendo de donde aún es pequeño. Todo lo difícil comienza siendo fácil. Todo lo Grande comienza siendo pequeño. Por eso el sabio nunca hace nada grande, y realiza lo grande.
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